Fue estupendo. La mamá de Iván Gallardo y el papá de Raúl nos trajeron
el desayuno a clase. La seño se puso en comunicación con ellos, vía
teléfono de juguete del aula y cuando colgó, ¡ya estaban en la puerta!
Increible la magia del momento. Ambos papás repartieron chocolate y
churros y la mayoría de los niños comieron hasta hartarse. Pese a los
consejos "saludables" de la seño, hubo quien "tripitió, cuatripitió..."
Hubiera sido fantástico si hubiéramos podido conseguir más imágenes,
pero esa mañana las fotografías no estaban por la labor... ¡No importa!
Nos apañaremos con las pocas, mejores o peores que pudimos obtener y
haremos más en la próxima chocolatada, ¡prometido! Muchas gracias papás
por ayudarnos y fomentar la ilusión de los peques. Hasta pronto.
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