Algo que nunca cansa a los "peques" es una dramatización que se precie. Quizás nos falten medios como disfraces, los lobos tengan pinta de tigres y hasta sus barrigas repletas de cabritillos suelten trapos... Pero la ilusión, participación y disfrute están asegurados. ¿No os parece?
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Si lo deseas, puedes dejar un comentario que aparecerá más tarde publicado.